Víboras… LA POLÍTICA, VESTIDA DE OVEJA

Yo digo que ni lo uno ni lo otro. La política –está visto– que es quizás el medio por el cual llegan a gobernarnos una serie de vivales, sin escrúpulos. En realidad son muy pocos (contaditos diría mi abuela) los que llegan con el ánimo de servir a la gente y no a servirse de ella.

Primero prometen y prometen y luego, como dijo el vulgar, “nos la meten”. Pero ya lo dice el adagio popular “Prometer no empobrece”. Está como el candidato que les prometió un puente y cuando le dijeron –¿Pa’ qué nos sirve el puente si ni río tenemos? Pero como buen demagogo, el candidato presuroso se sacó de la manga la respuesta: – “Pues también les pondremos un río”.

Gustavo González Villaseñor, en su primera campaña para diputado del Congreso Local, era folclórico en las anécdotas que contaba: se desgañitaba contando como él cortaba ciruelas, para crear empatía con aquel pueblo.

En una ocasión contó que cuando salía del pueblo le pidió a su chofer que se detuviera para que le diera un raite a una persona que iba por el camino. Ya en el coche le preguntó Gustavo:

–¿Qué le pareció mi discurso?

–Muy bueno, todo iba bien hasta que dijo lo de las ciruelas.

Todos los acompañantes mantuvieron un sepulcral silencio, hasta que dijo el de la “voz de oro” –Seguramente me equivoque de pueblo, pero a poco no me quedo muy bonito mi discurso–. Acto seguido, todos soltaron una sonora carcajada.

Todos los políticos deben ser vistos como lo que son, con sus virtudes, pero también errores. No debemos sacralizarlos o deshumanizarlos, por el contrario hacer que sus pies estén firmes en la tierra, para que tomen buenas decisiones.

Como dijo Mirtha Villalvazo, la alcaldesa de Bahía de Banderas, Nayarit: – “yo nada más voy a estar aquí tres años, pero hay Mirtha para rato…”.

Hay políticos disfrazados con piel de ovejas, pero que en realidad son unos lobos. Tal es el caso de Roberto Sandoval Castañeda, exgobernador nayarita que repetía bendiciones a diestra y siniestra; mientras que por otro lado chingaba a su gente por medio de su fiscal Edgar Veytia, que muchas fechorías (que están documentadas) cometió.

En conclusión, todos tenemos que trabajar porque los que entran a la política saben que es un hobby bastante caro y que solamente saca a algunos de la pobreza.