Juárez vivió una época crucial en la formación del Estado mexicano.
Benito Juárez nació en San Pablo Guelatao, Oaxaca, el 21 de marzo de 1806. Fue abogado y político de origen indígena que falleció el 18 de julio de 1872 en la Ciudad de México (CDMX).
El 11 de junio de 1861, Benito Juárez fue declarado presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. A 161 años de distancia de este suceso histórico, recordemos quién fue el también conocido como “Benemérito de las Américas”, así como sus frases más célebres.
Benito Pablo Juárez García vivió una época importante en la formación del Estado mexicano, considerada por muchos historiadores como la consolidación de la nación como República, pues marcó un parteaguas en la historia nacional.
Su biografía durante los años que ocupó la Presidencia es una parte sobresaliente de la historia de México y se le recuerda por frases como:
- “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.
- “Aquel que no espera vencer, ya está vencido”.
- “Los hombres no son nada, los principios lo son todo”.
- “Nunca abuses del poder humillando a tus semejantes, porque el poder termina y el recuerdo perdura”.
- “En política, la línea recta es la más corta”.
- “Contra la Patria nunca tendremos razón”.
- “No deshonra a un hombre equivocarse. Lo que deshonra es la perseverancia en el error”.
- “No reconozco fuente de poder más pura que la opinión pública”.
- “La constancia y el estudio hacen a los hombres grandes, y los hombres grandes son el porvenir de la Patria”.
- “Hay que seguir la lucha con lo que podamos, hasta que podamos”.
¿Quién fue Benito Juárez, “Benemérito de las Américas”?
Nació en San Pablo Guelatao, Oaxaca, el 21 de marzo de 1806. Abogado y político de origen indígena, fue presidente de México en varias ocasiones, entre el 21 de enero de 1858 y el 18 de julio de 1872, siendo el 1 de junio de 1861 cuando fue declarado oficialmente presidente constitucional.
Además de presidente, fungió como diputado federal, gobernador de Oaxaca y ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, entre otros cargos. A él se debe el establecimiento de las Leyes de Reforma, que separaron a la Iglesia del Estado; y la derrota de las fuerzas imperialistas invasoras.
Fue llamado “Benemérito de las Américas” por su implacable defensa de la libertad e independencia de México, y murió, como presidente de la República, en Palacio Nacional, en Ciudad de México, el 18 de julio de 1872.