EL CONSUMIDOR ¿SIEMPRE TIENE LA RAZÓN?
En seguimiento a la columna de ayer, el Buen Fin, esa serpiente tentadora de ofertas y descuentos, ha desplegado sus escamas brillantes una vez más. Y como en todo edén moderno, donde la promesa de la ganga acecha, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) se erige como el guardián, desplegando sus propios colmillos para proteger a los consumidores de las mordidas venenosas de la publicidad engañosa y las promociones incumplidas. En la región de Puerto Vallarta, la Oficina de Defensa del Consumidor (ODECO), Mirna Encinas, directora de la oficina de la PROFECO, ha puesto en marcha un operativo con 31 verificadores, listos para desenmascarar a las víboras que se esconden tras las ofertas.
RECORREN LAS PLAZAS
La imagen es la de una batalla silenciosa, pero constante. Los verificadores, como exploradores en territorio desconocido, recorren plazas comerciales, tiendas y zonas de alta afluencia, con el objetivo de desenredar la verdad de la ficción en el laberinto de los descuentos. Su misión: garantizar que las promociones anunciadas se respeten, que los precios sean transparentes y que los derechos de los compradores no sean pisoteados por la vorágine del consumo.
QUE SEA JUSTO
En plazas como Galerías en Puerto Vallarta y Lago Real en Bahía de Banderas, se han instalado módulos de atención, como oasis en el desierto de las ofertas. Aquí, los consumidores pueden acudir con sus quejas y reclamos, buscando una conciliación justa con los proveedores. La escena es la de un diálogo a veces tenso, a veces esperanzador, entre el consumidor que se siente engañado y el representante del comercio que busca una solución. Profeco, como mediador imparcial, aplica los procedimientos administrativos correspondientes cuando no se llega a un acuerdo, mostrando sus dientes para defender al más débil.
NO DEBE SER UN FESTÍN DE IMPULSOS
La directora de la ODECO, cual sabia consejera, exhorta a la ciudadanía a realizar compras razonadas y comparar precios. El Buen Fin no debe ser un festín de impulsos, sino una oportunidad para adquirir bienes y servicios de manera inteligente. Los verificadores, como centinelas, realizan rondines constantes, inspeccionando tanto las plazas como los establecimientos previamente identificados con promociones. Su presencia, como la de una serpiente cazadora, disuade prácticas abusivas y fomenta el cumplimiento de la ley.
TODO EL DÍA
La Profeco, cual cazador de serpientes, invita a los consumidores a denunciar cualquier irregularidad. Las ofertas no respetadas, la publicidad engañosa y el incumplimiento de descuentos son los venenos que se deben combatir. Los módulos de atención, abiertos desde las 11 hasta las 21 horas, se convierten en centros de denuncia, donde los consumidores pueden alertar sobre las víboras que acechan en el mundo de las ofertas.
YA TIENEN EXPERIENCIA
Los rubros que históricamente registran más inconformidades, como tiendas departamentales, electrónicos, celulares, pantallas y muebles, son los territorios donde las víboras del Buen Fin suelen ocultarse. Las ofertas en estos productos son las más atractivas, pero también las más propensas a generar engaños. La clave, como bien se señala, es la liquidez, la necesidad real del artículo y el uso que se le dará. No caer en la trampa de comprar solo por la oferta, sino analizar si realmente se necesita y se puede pagar.
APROVECHAR, PERO NO ABUSAR
En conclusión, el Buen Fin es una oportunidad para aprovechar descuentos y adquirir productos a precios más accesibles. Sin embargo, es fundamental estar alerta y no dejarse llevar por la vorágine del consumo. La Profeco, con su operativo y sus verificadores, se erige como el guardián de los derechos del consumidor, luchando contra las víboras de la publicidad engañosa y las promociones incumplidas. La clave está en la información, la precaución y la denuncia, para que el Buen Fin sea realmente bueno para todos.




